Las ceras blandas no tienen la dureza de las ceras de corte y su función se acerca más a la pasta de modelra. Se pueden encontrar en láminas o planchas finas de diferentes grosores, medidas y características. También se encuentran en bloques, los cuales, una vez reblandecidos, permiten un trabajo parecido a la pasta de modelar. Asimismo, las podemos encontrar en cajas con diversos perfiles de hilo de cera blanda ya preparados, para que puedan modelarse, soldarse, etc.
Esta cera se funde con mayor facilidad, lo cual la hace idónea para realizar múltiples trabajos.
La cera puede cortarse fácilmente con las tijeras o con el bisturí. Si la colocamos bajo el calor de una bombilla encendida se vuelve mucho más moldeable. Asimismo, esta cera se puede soldar pero es difícil de limar.
Al tratarse de planchas que luego se fundirán, se debe elegir el grueso de la lámina en función del modelo que se desea obtener.
A continuación se muestra un ejemplo realizado con cera blanda.
El primer paso consiste en cortar un trozo de cera y formar un hilo amasando, para luego apalnarlo y conseguir la forma deseada. Se corta con una cuchilla de marquesina.
A continuación, se modela el cuerpo del objeto con las manos y la ayuda de una espátula se abre el extremo superior para ensancharlo. Para soldar los dos cuerpos se calienta una aguja o una espátula acabada en punta en el mechero de alcohol y tocar ligeramente el borde de ambos cuerpos.
Cuando se obtiene la figura deseada, será preciso llevar la cera a un fundidor especializado, que devolverá la pieza fundida en plata o en oro.
Bibliografía
Información extraída de:
Carles Codina (2000). La Joyería. Parramón Ediciones.
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