Los acabados que se le pueden dar a la superficie de una pieza son muchos; uno de los más utilizados consiste en sacarles el máximo brillo. Un pulido brillante correcto, requiere una superficie en perfecto estado; por lo tanto, previamente, se habrá realizado una buena fundición y un esmerilado correcto, progresiva y rigurosamente hasta conseguir la desaparición total de cualquier raya.
Caso de existir alguna raya, es preferible eliminarla con el papel de esmeril, antes que con la pulidora.
Pulido Manual
La técnica que proporciona una mayor calidad de acabado es el pulido manual con pulidora.
La pulidora está formada por un motor que obtiene su óptimo resultado entre las 2800 y 3000 revoluciones por minuto; en sus extremos tiene unos soportes de forma cónica, en los cuales se acoplan los útiles para pulir.
El motor flexible y el micromotor también tienen una extensa gama de útiles para pulir, especialmente indicados para acceder a rincones, interiores, monturas para piedras o para repasos delicados.
Existen una serie de discos a los que no es necesario aplicarles pasta de pulir, y que permiten realizar pulidos con mayor precisión, ya que con ellos se puede acceder a lugares donde la pulidora trabajaría con dificultad.
Para pulir agujeros, interiores de alianzas, galerías y rincones inaccesibles a los útiles para pulir, se utiliza hilo de algodón previamente impregnado de pasta abrasiva.
Proceso
Se pueden definir dos etapas en el proceso de pulido:
1- Debaste. Consiste en eliminar las rayas dejadas por el esmerilado previo, y en la cual se utiliza una abrasivo más basto y agresivo.
Normalmente, el debaste se realiza mediante pastas abrasivas, compuestas por: trípoli, pómez y cera como aglutinante. En este proceso se elimina algo de metal y también se le da algo de brillo a la pieza.
Con el fin de no redondear aristas, se utilizarán discos duros para volúmenes planos; y cepillos de pelo para los redondeados. Una vez que se ha finalizado el debaste, deberá limpiarse exhaustivamente la pieza, antes de proceder al abrillantado de la misma.
2- Abrillantado. Se obtiene el brillo definitivo utilizando abrasivos más suaves.
En el abrillantado se deberá repetir el mismo proceso realizado en el debaste, pero utilizando abrasivos más suaves, como pueden ser el rojo inglés y el rojo de pulir. Finalmente, la pieza debe pulirse con una boina suave de algodón y, una vez limpia, la pieza deberá secarse, preferiblemente en serrín de maíz, para eliminar los restos de humedad.
A continuación, puede darse un repulido o brillo italiano, pero si se ha finalizado correctamente el abrillantado con pasta roja no será necesario.
Pulido de partes planas
En piezas de estas características se han de respetar las aristas y las redondeces, para ello se deberá esmerilar cuidadosamente cada lado antes de empezar el debaste, y utilizar discos de fieltro planos. Evitando en lo posible los cepillos u otros útiles que puedan redondear las aristas.
El primer paso Consiste en aplicar un abrasivo específico para debaste al disco de fieltro.
Para el pulido de un anillo ortogonal, por ejemplo, es preciso utilizar un disco plano con el fin de no redondear las aristas. El pulido siempre debe realizarse en el cuadrante inferior de la pulidora, moviendo ligeramente la pieza y cambiando de sentido de incidencia del disco sobre la superficie.
Para pulir el interior de un anillo se utiliza un disco para anillos. Se frota el interior del mismo sobre el disco, realizando movimientos de izquierda a derecha, hacia delante.
A continuación, se pulen del mismo modo los dos laterales se desengrasa la pieza con agua caliente y jabón o bien en un aparato de ultrasonido, antes de cambiar la pasta de pulir. El mismo proceso debe repetirse con la segunda pasta, de color rojo, con la cual se dará el brillo definitivo a la pieza.
El brillo final se consigue con una boina de algodón, aplicándole un poco de pasta roja.
Pulido de volúmenes
Este tipo de piezas requiere del uso de cepillos o gratas específicas. Los discos duros dejarían pequeños planos en la superficie que dificultarían el correcto acabado.
En algunas ocasiones puede resultar útil un cepillo hecho de tiras de estropajo sintético de uso doméstico, pues éste deja la superficie muy fina y apta para pulir.
Para piezas con volumen es aconsejable utilizar un cepillo o grata negra, idóneos para pulir rincones de difícil acceso, se deberá mover la pieza en todos los sentidos para no dejar marcas con el cepillo.
Seguidamente, y después de limpiar, se abrillantará con una boina de algodón cosida y pasta roja, evitando en todo momento el exceso de pasta.
Las cadenas son peligrosas cuando se pulen con pulidora; es aconsejable extenderlas sobre una madera, y no enrollar la cadena en la mano.
Pulido con Bombo
Otro manera de pulir las joyas como alternativa o complemento del pulido manual es el pulido con bombo. Útil sobre todo cuando se tienen cantidades mayores de joyas. Se consigue así el pulido a la vez que el brillo.
Para este sistema se precisa de un bombo de pulir, que dispone de un motor que le permite girar, y bolas de acero inoxidable.Las bolas se introducen en el interior del bombo junto con un liquido especial para pulir o simplemente cualquier detergente líquido.
Las piezas a pulir se colocan en el bombo que contiene las bolas y el detergente. El movimiento del bombo impulsa las bolas y la fricción de éstas , junto con el detergente, el pulido y abrillantado de las joyas.
La limpieza
Una vez pulida la pieza o cuando se pasa del debaste al abrillantado, la pieza debe estar completamente exenta de pasta de debaste. para limpiarla se puede emplear un poco de agua y jabón, e incluso añadir algún tipo de desengrasante; una vez caliente se frotará con un cepillo hasta su total limpieza.
La limpieza con una máquina de ultrasonidos es muy practica; no sólo se utiliza para eliminar la pasta de pulir, también se emplea para la limpieza general de las joyas y otros materiales.
Secado
Terminado todo el proceso de pulido, abrillantado y lavado, es imprescindible secar las piezas sin dejar huellas o marcas de agua . Para ello se utiliza serrín granulado que absorbe inmediatamente la humedad sin dejar rastros.